Visillos amarillentos: El sol, el polvo o el humo del tabaco hacen que los visillos vayan perdiendo poco a poco su blancura y tomen un antiestético tono amarillento. En estos casos, las abuelas los teñían con infusión de té. Sumerge tus visillos en un recipiente con agua donde habrás añadido infusión de té en concentración que desees (cuanto más concentrada, más intenso será el color). Tus visillos tomarán un bonito color caramelo claro.