ZUMO DE LIMÓN– Cuando los tintes artificiales eran tan patrimonio exclusivo de las “señoritas bien”, existía una gran variedad de tintes naturales, mucho más, asequibles. Uno de los más populares era zumo de limón. Consistía en aplicarse sobre el cabello húmedo y recién lavado zumo de limón rebajado con agua. Para que el efecto fuera todavía más intenso, las mozas se secaban el pelo al sol.
LA RAÍZ MILAGROSA– Prepara tu propio tinte hirviendo dos cucharadas de raíz de ruibarbo en medio litro de vino blanco durante media hora. Filtra la infusión y reserva la pasta y el liquido separadamente. Mezcla la pasta con un yema de huevo y un chorrito de vinagre de sidra y aplícala sobre el cabello dejando que actúe durante varias horas Ponte unos guantes mientras realices esta operación. Aclara después con el vino.
RUBIO Y BRlLLANTE– Y para que tu cabello rubio no pierda su brillo, realiza el último aclarado, después de lavarlo, con infusión de manzanilla.