MÁSCARA DE REGALIZ– En la época de mi abuela, los productos cosméticos no estaban tan al alcance como ahora. Para maquillar las pestañas, las mozas de entonces solían aplicarse una barra de regaliz ligeramente humedecida en agua. El efecto era muy similar al conseguido con las máscaras de pestañas convencionales y, además, contaban con una ventaja: al tratarse de un producto totalmente natural, no producía alergias.
PESTAÑAS MÁS FUERTES– Para fortalecer las pestañas débiles, conviene hidratarlas en profundidad. Lo conseguirás aplicándoles a diario, antes de irte a dormir, un poco de aceite de oliva que distribuirás cuidadosamente con la yema de los dedos o con un bastoncillo de algodón. El aceite de oliva te dejará las pestañas más fuertes y brillantes.
…Y MÁS RIZADAS– Mi abuela no era demasiado partidaria de utilizar rizadores, ya que era de la opinión de que, a la larga, estropeaban las pestañas. Ella prefería rizarlas aplicándoles una cuchara por su parte convexa. Si realizas esta operación después de maquillarlas, el efecto será más intenso.