VAHOS DE SAN JUAN– Mi abuela tenía mucha fe en “las hierbas de San Juan”, una mezcla compuesta por pétalos de rosa y hojas de saúco, fresno y nogal. Echaba dos puñados de estas hierbas en un barreño con agua y lo colocaba bajo las rodillas, justo delante de los pies. Mi abuela se sentaba, se cubría las piernas con una manta y recibía estos aromáticos vahos durante unos diez minutos. De esta manera, conseguía aliviar el dolor.
“SUELDAHUESOS”– El nombre popular de la consuelda es “sueldahuesos” y es que esta planta resulta de gran utilidad para aliviar los males relacionados con las articulaciones. Escalda durante un par de minutos un puñado de hojas de consuelda y aplícalas, calientes pero que no quemen, sobre las rodillas. Renuévalas en cuanto se enfríen.
CUERPO JOVEN Y FLEXIBLE– En los pueblos existe Ia creencia de que si se comen una o dos hojas de salvia al día, se mantienen las articulaciones sanas y flexibles. Pueden acompañarse de pan tostado y queso fresco.