UNA AYUDA MUY VITAL– Cuando tenía a mano un buen vino tinto, de esos que tienen tanto cuerpo, separaba un litro en una botella con capacidad mayor y lo mezclaba con un puñado de hojas de romero, otro de hojas de salvia y dos cucharadas de miel. Lo agitaba bien, lo ponía a calentar al baño María diez minutos y después lo dejaba reposar. Se tomaba cada día un vasito de esta bebida antes de comer, a temporadas, y tenía siempre una vitalidad que superaba a la de los más jóvenes.
MEJOR QUE EL GINSENG– Otro remedio que supone una inyección de vigor para el que lo tome es la leguminosa china conocida como astrágalo (Huang qi), que es superior incluso al reconocido ginseng. Prepárate dos infusiones cada día con una pizca de sus raíces y verás el cambio. Evitar en caso de hipertensión.
POLEN DE ABEJAS– Para combatir el cansancio, acostúmbrate también a consumir cada día una cucharada de polen de abejas, que te aportará la fuerza necesaria para acabar bien el día.