Higos cocidos contra los flemones: Para aliviar el dolor de un flemón “guerrero” y, de paso, acelerar su curación, aplica este antiguo truco. Consiste en hervir ligeramente un higo en leche y, todavía caliente pero que no queme, colocarlo sobre el flemón.
Mucosidad y tos: Un remedio tradicional contra los resfriados fuertes es este jarabe de higos. Se prepara cociendo seis higos en un cuarto litro de agua a fuego lento hasta que los higos estén bien blandos. Triturar y machacar con un tenedor hasta que quede como un puré ligero. Tomar varias cucharadas a lo largo del día.
Remedio Bomba contra el estreñimiento: Si necesitas un laxante natural que no te cause efectos secundarios, recurre al jarabe de higo. Se prepara dejando en remojo durante toda una noche cuatro higos secos cortados por la mitas en una taza de agua tibia. Al día siguiente, come los higos y bebe el agua.
Verrugas fuera: El jugo que sale del rabito del higo fresco, aplicado sobre la verruga durante tres días, hará que se desprenda. Protege la piel de alrededor de la verruga con vaselina.
El fruto de los estudiantes: Ya en la Grecia clásica, los filósofos e intelectuales. Y es que este sabroso fruto, al resultar muy completo, nutritivamente hablando, es una buena ayuda para los estudiantes y, en general, para todas aquellas personas que estén sometidas a un gran desgaste intelectual.