Amigos del corazón: Este fruto seco contiene casi un 50% de grasas, la mayoría de ellas grasas (buenas), es decir, no saturadas. Por esta razón, los pistachos resultan muy beneficiosos para las funciones del corazón.
Alimento para el cerebro: Los pistachos no pueden faltar en la dieta de los estudiantes y de las personas que se ven sometidas continuamente a un gran desgaste mental. Su riqueza en fósforo “alimenta” el cerebro y estimula las capacidades intelectuales. Los niños que están estudiando, por ejemplo, pueden tomar un puñado de pistachos al día como tentempié entre comidas.
Prevenir las osteoporosis: Los pistachos son ricos en dos minerales, el magnesio y el fósforo, que resultan vitales para mantener los huesos y los dientes sanos. Por esta razón, resultan muy adecuados en la dieta de las mujeres menopáusicas junto a los lácteos, este fruto seco les ayudará a prevenir problemas como la osteoporosis.
Combate la anemia: Los pistachos también contienen una elevada cantidad de hierro, por lo que se recomienda en casos de anemia por deficiencia de este mineral.
Ayuda para el crecimiento: Por su riqueza en potasio, el pistacho es un alimento muy recomendado para los niños y adolescentes, ya que estimula el crecimiento y el desarrollo de los músculos y los huesos. Los niños pueden tornarlos de vez en cuando para merendar. Los pistachos, además, les proporcionarán la energía que necesitan para afrontar el día sin desfallecer.
El fruto de la felicidad: La “sonrisa” que aparece en los pistachos cuando se abre su cáscara hizo que la reina de Saba los considerara símbolo de la felicidad. Y es que los pistachos, al ser un alimento muy energético, hacen que nos sintamos más tranquilos y felices. Por esta razón, siempre se ha considerado, además, un alimento afrodisíaco.
