Calmar el hambre: Si estas a dieta, la tila te puede ayudar a controlar los ataques de hambre. Cuando el estómago se queje, mezcla tila y espliego a partes iguales. Echa una cucharadita en una taza de agua caliente, tápala y deja que repose durante diez minutos. Filtra y tómala a pequeños sorbos. Además de distraer el hambre, la tila te ayudará a combatir los nervios que muchas veces se sufren cuando se sigue una dieta de adelgazamiento.
Calmar los rostros congestionados: Si tienes la piel muy sensible y sueles sufrir rojeces e irritaciones en el rostro, la infusión de tila te puede echar una mano. Prepara una infusión concentrada (dos cucharaditas por taza de agua, filtrándola a los diez minutos) y aplícala con un algodoncito, todavía tibia, sobre la piel. El efecto es casi inmediato. La tila calma y blanquea. Como no tiene contraindicaciones, puedes aplicar este tónico a diario, si crees que tu piel lo necesita.