La tisana de la buena digestión: Las abuelas siempre ofrecían una tacita de tisana de menta después de las comidas, sobre todo si se habían tomado platos fuertes o muy grasos. Se prepara echando una cucharada de menta fresca o una cucharadita de menta seca en una taza de agua caliente. Se deja en infusión durante tres minutos y se filtra. Si no te gustan las tisanas calientes, déjala enfriar y tómala con una rodajita de limón, resultará muy refrescante.
Náuseas y dolor de cabeza: Si sufres estas dos molestias, mezcla menta piperita y menta poleo a partes iguales y echa una cucharadita en una taza de agua caliente. Toma tres tazas al día.
Contra el mal aliento: Se trata de una de las formas más antiguas de luchar contra el mal olor de boca. Después de comer, sobre todo si has comido alimentos fuertes como el ajo y la cebolla, mastica durante unos minutos unas hojas frescas de menta. Esta aromática hierba eliminará el mal aliento y te dejará un agradable sabor de boca.