Cura de albaricoques para una buena vista: Este sabroso fruto resulta muy beneficiosos para la vista por su gran contenido en vitamina A. Ante cualquier trastorno relacionado con la vista o para aumentar la agudeza visual, las abuelas aconsejaban realizar esta sana y facilísima cura. Consiste simplemente en comer 300 gramos de albaricoques frescos al día durante quince días. Repite esta cura de vez en cuando y … ¡verás que vista!
Desayuno para abrir el apetito: Si últimamente andas algo desganado, regálate con este nutritivo desayuno a base de los tradicionales “orejones” o. lo que es lo mismo, albaricoques secos. Consiste en remojar en agua durante algunas horas los orejones y cocerlos después con miel. Obtendrás una deliciosa compota que, además de resultar muy nutritiva y energética, te abrirá el apetito para todo el día. Se trata de un remedio muy recomendable para los niños.
Recupérate tras la anemia: Si has sufrido una fuerte hemorragia o una anemia, recupérate comiendo abundantes albaricoques. Te ayudarán.