Pequeñas introducciones en la dieta de los hijos, les pueden ayudar a estar más relajados y concentrados.

Lino diario para la facilidad de desconcentración

La cantidad de omega tres que se requiere a diario, se encuentra en una cucharada de lino. Esta grasa esencial que también tiene el pescado azul, y las nueces, regula la irritabilidad, calma los nervios, y, además, aumenta el nivel de concentración.

Batido de plátano, un buen relajante natural

El plátano, además de ser una fuente de triptófano, compuesto que estimula la relajación, es uno de los alimentos más ricos en magnesio, el déficit del cual, provoca nerviosismo, bajo nivel de atención, e insomnio. La mejor forma de consumir ésta fruta, es con un yogur o batido con leche. En ambos casos, es conveniente, enriquecer la mezcla con una cucharadita de germen de trigo, que aporta vitamina B1 y B6. Niveles bajos de estos nutrientes, provocan dificultad para concentrarse y súbitos cambios de humor.

Recetas con harina de trigo sarraceno

Si se utiliza harina de trigo sarraceno en la elaboración de rebozados, bizcochos, crepes, bechamel, etc, en lugar del trigo convencional, se enriquece la dieta con calcio, ideal para los huesos, y fósforo, indispensable para el buen funcionamiento cerebral. Por su contenido en tripófano, y vitaminas del grupo B, éste alimento, está muy indicado en niños activos, con problemas para dormir o estresados.

Extracto de avena, para relajar

Cualquier síntoma de agotamiento nervioso mejora con el extracto de líquido de avena en glicerina vegetal: tensión ambiental, nerviosismo, dificultad para concentrarse, etc. Normalmente, entre los cinco y doce años, se recomienda tomar la mitad de la dosis de un adulto, es decir, doce gotas diluidas en agua, 2-3 veces al día, leyendo siempre las instrucciones del fabricante.