BETÓNICA, “CABEZA BUENA”– Cuando a alguien se le presentaban esos terribles ataques de migraña, que no deben confundirse con simples dolores de cabeza, las abuelas echaban mano de la betónica, que en la lengua celta significa “cabeza buena”, y le daban dos infusiones al día de esta planta, que no debe tomarse durante el embarazo. Respeta las dosis escrupulosamente y no la dejes en reposo más de cinco minutos antes de filtrarla.
CAFÉ CON… ¡LIMÓN!– Las abuelas también preparaban un café de aquellos tan cremosos y se lo daban a beber al “migrañoso” mezclado con el zumo de medio limón recién exprimido. Su sabor no resulta muy agradable para el paladar, sobre todo para los que prefieren lo dulce, pero su efecto fulminante contra la migraña es tan rápido que en este caso vale la pena pasar un mal trago, nunca mejor dicho.
MANOS AL AGUA– Otro remedio mucho más placentero para combatir la migraña es sumergir las manos en agua caliente al menos durante veinte minutos. En este tiempo, el dolor se calma.