¡A ESTORNUDAR!– Recuerdo que mi abuela siempre decía que, cuando una persona se ponía histérica y no había quien pudiera “volverla en sí”, lo mejor era hacerle estornudar y cuantas más veces, mejor. Ella decía que eso siempre era preferible a liarse a bofetadas con la “víctima”, tal y como algunos preferían tratar el histerismo. Y para hacerla estornudar, mi abuela sugería un sinfín de recursos, desde acercarle un poco de pimienta a la nariz hasta abrirle un libro viejo lleno de polvo… Lo que fuera.
ESTIRARSE EN EL SUELO– Mi abuela también recomendaba que la persona se estirara en el suelo, sin nada que pudiera oprimir su cuerpo, como cinturones o ajustadas, y que intentara hablar para que, así, hiciera salir toda su ansiedad. Las muestras de afecto y cariño hacia la persona son, también, fundamentales en estas situaciones.
INFUSIÓN CON MIEL– Una infusión caliente de salvia y albahaca con una cucharada de miel es también muy reconfortante para aliviar las crisis de histeria.