BACALAO DIRECTO AL “GRANO”– Cuando veía a mi abuela freír trozos de bacalao contaba los minutos que faltaban para la comida porque me encanta, pero ella no lo preparaba sólo para comer. Lo hacía para ¡acabar con las hemorroides que le habían salido! Y le funcionaba. Me explicaba que debía colocarse sobre las almorranas un trocito de la piel del bacalao frito, por su parte interna, Entendí después, porqué mi abuela, muy propensa a padecer este mal, a menudo nos daba bacalao para comer.
UNGÜENTO DE MILENRAMA– En su despensa tampoco faltaba la milenrama, con la que preparaba un ungüento que se ponía dos veces al día sobre las hemorroides. Fundía al baño María un trocito de cera con un puñadito de esa hierba durante un cuarto de hora a fuego lento. Inmediatamente después, lo filtraba por un tamiz y lo envasaba en tarros de cristal.
ZARAGATONA EN REMOJO– Para mi abuela, las semillas de zaragatona eran también “mano de santo” contra las almorranas. Ponía una pizca de semillas en un vaso lleno de agua durante media hora y al día siguiente se lo tomaba.