ESPINO BLANCO, EL MEJOR– Mi abuela siempre decía que el espino blanco es una de las mejores plantas que se conocen para ayudar a quien hubiera padecido una angina de pecho. Aseguraba que si se tomaban dos tazas diarias de una infusión no concentrada de esta planta se podía llegar a prevenir su aparición, dependiendo, claro está, de cada caso.
FRUTOS SECOS EN LA MESA– Lo mismo decía de los frutos secos. Después de la comida y de la cena, cada día, mi abuela siempre se tomaba un puñado de avellanas, almendras, nueces y demás frutos secos. Estudios hechos años después han confirmado que los frutos secos contienen la vitamina E necesaria para prevenir dolencias vasculares.
ESPÁRRAGOS EN LA DIETA– Cuando se hablaba de angina de pecho mi abuela tenía también fijación por los espárragos. Ella conocía a personas que habían solucionado sus problemas de corazón incluyendo los deliciosos espárragos, verdes o blancos, en su dieta.