CUBIERTAS V DESTAPADAS– En consecuencia, no es de extrañar que mi abuela siempre dijera que las ampollas debía cubrirse durante el día para que no se reventaran o se infectaran y que por la noche era mejor destaparlas para que se secaran. También recomendaba que, si durante el día la gasa se humedecía, era conveniente cambiarla por una nueva.
COL O ZANAHORIA– Aunque las ampollas pueden cubrirse sólo con una gasa o tirita, mi abuela prefería ponerles algo que las pudiera curar, como por ejemplo un trocito de una hoja de col hervida en leche o un trozo de zanahoria recién rallada.
HUESO DE METOCOTÓN– Mi abuela conocía otro remedio muy efectivo para que las ampollas sanaran antes, Guardaba los huesos de los melocotones y cuando le salía una ampolla echaba mano de ellos. Ponía a hervir uno durante cinco minutos, lo dejaba enfriar un poco y, cuando el agua estaba tibia, la echaba sobre la ampolla.