
CON LAS ARMAS DE LA CERVEZA…– Nunca hubiera imaginado que para tratar es dolencia se pudiera utilizar la misma hierba de la cual se extrae la cerveza: el lúpulo. Mi abuela siempre recomendaba, a quien tuviera uno de esos ataques, aplicarse una cataplasma lo más caliente posible de lúpulo, para lo que debían hervir primero la planta durante diez minutos, filtrarla después y envolverla en un paño muy fino. Y tan pronto como se enfriase, volver a remojarla con la misma agua aún caliente.
FRICCIONES CON CLAVO– Igual de efectivas para calmar los ataques de ciática son las friegas diarias con aceite de clavo, que aquí utilizamos mucho como especia pero que en su país de origen, Indonesia, es muy apreciado por su variedad de usos terapéuticos. Úsalo con precaución, ya que puede resultar irritante.
SAUCE, PERO EN TAZAS– Como complemento a la cataplasma de lúpulo o a la friega de clavo, mi abuela era partidaria de tomar dos infusiones al día preparadas con las hojas del sauce, ya que tiene propiedades calmantes y sedantes.