CABELLO DE MAÍZ, MANO DE SANTO– Si tenemos el hígado delicado, un buen preventivo es el cabello de maíz, que no es otra cosa que la “pelambrera” de las mazorcas, Toma tres tazas de esta infusión al día, endulzada con miel y con unas gotitas de zumo de limón, y ya verás como te sientes muchísimo mejor. La infusión de cabello de maíz facilita ciertas funciones del hígado.
FRESCA COMO UNA LECHUGA– Otra de las grandes amigas del hígado es la modesta lechuga. Además de tomarla en ensalada, puedes prepararla en decocción. Hierve cinco hojas de lechuga de las grandes en un litro de agua durante diez minutos a fuego lento. Bebe el caldo, frío o caliente en dos tomas a lo largo del día.
¡ZANAHORIAS!– Mi abuela aconsejaba a todo aquel que sufría del hígado comer zanahorias a diario. La mejor forma de comerlas es en zumo y en ayunas, a primera hora de la mañana. Un buen vaso de zumo de zanahorias al día es un regalo estupendo.