NUECES, CEREBROS EN MINIATURA– Mi abuela, cuando nos veía “haciendo codos” nos ponía un buen puñado de nueces en la mesa. Y es que las nueces, además de un sabroso tentempié, estimulan las capacidades intelectuales y proporcionan la energía suficiente para seguir el curso con éxito. Ricas en fósforo, son un excelente nutriente para el cerebro. En la antigüedad, sin embargo, se creía que las virtudes memorísticas del cerebro se debían a su extraña forma que, curiosamente, recuerda a la del cerebro humano.
JENGIBRE EN LA ENSALADA– Utilizar el jengibre en la cocina está de moda, pero mi abuela ya lo usaba en sus tiempos, y no únicamente para dar un toque diferente a sus platos. Añadir un poco de jengibre rallado a las ensaladas incrementa la memoria y favorece el rendimiento escolar.
TÉ DE MANZANA– Y, por último, una dulce tisana muy indicada para los niños en edad escolar. Se prepara hirviendo la piel de varias manzanas. Se filtra y se edulcora con miel.