CATAPTASMAS DE ARCILLA– En aquella época, las cataplasmas eran de uso muy frecuente. Para aliviar unos bronquios congestionados, daba muy buen resultado aplicar sobre el pecho cataplasmas de arcilla caliente. Se prepara mezclando arcilla en polvo (no importa su color) con la suficiente agua caliente como para hacer una pasta. Aplicar bien caliente (¡pero que no queme!) sobre el pecho y retirar cuando ya se haya enfriado.
ZARZA Y ADIÓS MUCOSIDAD– Uno de los síntomas más molestos de los problemas bronquiales es la mucosidad. Para eliminarla, mi abuela recomendaba tomar una infusión de flores de zarza. Al día siguiente, te sorprenderá la cantidad de mucosidad que puedes llegar a expulsar. Las flores de zarza son expectorantes y, además, ayudan a combatir las infecciones respiratorias.
DE CABEZA A LA “A”– La vitamina A es la vitamina de los bronquios, ya que ayuda a prevenir cualquier tipo de trastorno. La encontrarás en alimentos como las hoja frescas del perejil, del berro y de la alfalfa.