ALHEÑA– Si el rojizo de la henna te parece demasiado llamativo, apúntate a los tonos discretos de la alheña. Mezcla dos cucharadas de alheña en polvo con medio litro de agua y caliéntalo durante un cuarto de hora. Filtra y lava el cabello con esta decocción. Si el tono obtenido no es lo suficientemente rojizo, repite Ia operación varias veces hasta obtener el color deseado.
HENNA– Las mujeres orientales confiaban en la henna para teñir de rojo brillante no sólo sus cabellos sino también sus uñas y su piel. Hoy en día es fácil conseguir el polvo de henna en tiendas de estética y herboristerías. Este tinte se prepara mezclando dos tazas de henna en polvo con una taza de agua caliente. Deja reposar durante una hora y caliéntalo al baño María. Deja que repose una hora más y ya estará listo. Aplica por todo el cabello y cubre la cabeza con papel de aluminio y una toalla. Después de unas dos horas de exposición, ya puedes lavar tu cabello con agua y jabón para retirar la pasta.