LABIOS DULCES COMO LA MIEL– Mi abuela preparaba en casa el tradicional bálsamo de miel, una hidratante labial que dejaba los labios perfectos y … muy dulces. Se trata de mezclar dos cucharadas de miel líquida, una cucharadita de hidrolado de lavanda (puedes sustituirlo por infusión de manzanilla). Se guarda en un pote hermético y se aplica a diario, antes de acostarse.
REMEDIO DE ALTA MONTAÑA– Cuando empezaban los primeros fríos, a mi abuela le faltaba tiempo para encerrarse en la cocina y preparar su famoso protector labial de almendras, un remedio que utilizaban los antiguos alpinistas. Consistía en calentar al baño María dos cucharaditas de cera de abeja rallada, añadir después cuatro cucharaditas de aceite de almendras y, fuera del fuego, una de agua de rosas. Se removía hasta que la mezcla espesara y se envasaba en caliente. Aplicar antes de salir de casa.
SUAVES TODO EL DÍA– Y una última recomendación: si tienes los labios irritados o secos aplícate una gruesa capa de vaselina.