CATAPLASMA DE BONIATO– Cuando llegábamos a casa con los pies fríos mi abuela nos preparaba esta sencilla cataplasma. Cogía un boniato grande (si no es temporada, sustitúyelo por un nabo) y lo asaban el horno sin pelar. Cuando ya estaba en su punto, lo chafaba y nos aplicaba el puré bien caliente sobre los pies. Cuando se enfriaba, nos lavábamos con agua caliente y nos secábamos bien. Para mantener el calor, nos poníamos unos calcetines o unos peúcos.
LIMÓN CON AZÚCAR– Hay personas, que por naturaleza, siempre tienen los pies fríos. Si eres una de ellas y te molesta esta sensación, toma el zumo de dos limones con azúcar en varias tomas a lo largo del día. Si sueles tener un pie caliente y el otro frío (un trastorno que puede revelar problemas del hígado) añade al limón una cucharadita de aceite de oliva.
PIMENTÓN EN EL CALCETÍN– Si tienes que salir a la calle en un día frío y húmedo, pon en el interior de tus calcetines una pizca de pimentón durante un rato.