TORTILLA CON CÁSCARAS DE HUEVO– Con sólo dos huevos mi abuela era capaz de poner fin a este dolor tan molesto. cascaba los huevos, troceaba las cáscaras, batía las claras y le yemas, y luego lo juntaba todo en el mismo plato para preparar una insólita tortilla a la francesa, pero no para comerla. Recuerdo que para hacerla utilizaba aceite de almendras dulces y, cuando ya la tenía lista, la colocaba sobre el costado lo máximo de caliente posible para calmar el dolor. Y la mantenía hasta que se enfriaba. Poco a poco el dolor desaparecía.
AJO CADA DÍA– Y como mi abuela era muy amante del ajo, cuando alguien tenía este dolor, que muchas veces puede ir acompañado de fiebre, le recomendaba que se tomara al menos un diente crudo cada día. Por todos es bien conocida la virtud desintoxicante y depurativa del ajo.
MILENRAMA EN INFUSIÓN– La toma de dos tazas al día de una infusión de milenrama también es muy efectiva para contrarrestar la congestión del bazo. Mi abuela tomaba la milenrama bien calentita.