LA DIETA, MUCHO MÁS “VERDE”– La puso en agua caliente durante diez minutos y luego echó el agua en la bañera. Mientras se bañaba, se iba haciendo masajes en los tobillos, porque se le hinchaban. “¿Con esto te bajará la tensión?”, le pregunté. “Con esto y siguiendo una dieta verde durante varios días”, contestó. De hecho, mi abuela se encontró mejor desde que siguió una dieta casi vegetariana, comiendo plátanos y dos dientes de ajo al día (dos alimentos que regulan la tensión) y dejando de tomar sal.
JENGIBRE EN EL PLATO– Recuerdo que mi abuela tenía especial devoción por el jengibre fresco, cuyo sabor es un poco ácido. Rallaba un poco en cada comida Y se lo echaba como condimento en las ensaladas. El jengibre, al estimular circulación, también ayuda a bajar tensión alta.
MEDIA HORA DE GIMNASIA– A mi abuela también le iba muy bien dedicar unos minutos al día a hacer algún tipo de gimnasia, ejercicios que ella misma improvisaba, sin forzarse ni cansarse. Y si el buen tiempo acompañaba, prefería salir a pasear durante media hora.